viernes, marzo 31, 2006

Mi sueño

No os riaís de mi. Puede que tanto portarme bien me esté trastornando el subconsciente, pero me he levantado transformado. He soñado con la "ella" auténtica. Os lo cuento.

Yo la conocía bien, en el sueño, quiero decir, pero nunca la había mirado así. Habíamos quedado para comer y charlar como viejos amigos que hace tiempo que no se ven y llegó tarde como siempre.

Era verano y venía vestida de blanco, con una chaqueta ligera y alegre. La vi apurarse de lejos y saludar alegremente con la mano. Se acercó, absolutamente despreocupada y ajena al cambio que se estaba produciendo en mi. Siempre se le nota que le gusta verme.

La miré con dismulo, pero con detalle. Venía fresca, con olor a jabón y a colonia, con la piel bronceada y sedosa. Se quitó la chaqueta y dejó al descubierto sus hombros, fuertes, rotundos.

Empezó a hablar como si nada, claro, preguntando de esto y de aquello, sonriendo a todas mis respuestas, quizá un poco desconcertada por mi aparente seriedad. Siempre me mira a los ojos, con cariño, hasta con mimo (en el sueño, lo sabía).

Mientras tanto, mi cabeza se había llenado de deseo, mi cuerpo se había llenado de deseo, de complacencia. Me impedía pensar con lucidez, mantener mis conversaciones habituales, mi desenvoltura. Me sentía tonto y feliz. Sólo quería tenerla ahí, enfrente, sonriendo así.

Por fin, y por desgracia, terminó la tortura. La acompañé un rato, incapaz de dejar de contemplarla. No sé explicarlo. La conozco bien, no puede sorprenderme, es una buena amiga, es una buena chica, alegre...pero hoy no he visto nada de todo eso, sólo miraba sus hombros, su espalda...

Los dos besos de rigor, un poco en el aire. ¿No me das uno de verdad? Me miró extrañada. Me besó en la mejilla con más calor. Volvió a mirarme fijamente, inquieta, sonrió y se fue.

Pagaría por conocer tus pensamientos.

Me desperté. Después de tomarme el café y fumarme un pitillito, ya no recordaba su cara. Menos mal que no se me ha olvidado lo fundamental! Hummm, me gusta la primavera.

miércoles, marzo 29, 2006

El método de los 13 pasos. Repaso.

Hasta ahora hemos aprendido un montón de cosas útiles. La mayoría de ellas en 13 pasos. hagamos un resumen:

  1. Hacer una tortilla.
  2. Planchar una camisa.
  3. Vestirnos y combinar colores.(no 13 pasos)
  4. Coser un botón. (más o menos 13)
  5. Doblar la ropa. (sin pasos)
  6. Poner la lavadora.
  7. Limpieza general nivel I. (sin pasos).

Creo que ya estamos preparados para vivir solos, ¿no creéis?. ¿Falta algo?

sábado, marzo 25, 2006

Placeres

Recojo el meme que me manda Amalia pero ya advierto que no se lo paso a andie. Si a alguien le apetece, que lo siga. Yo no escribo en este blog para dialogar, aunque no me molesta, sino por el gusto de escribir mis rollos.

Placeres hay muchos, aunque básicamente se resumen en:

- Físicos, por este orden: sexo ,mucho y de calidad, dormir por la mañana o la siesta, comer comida casera, recibir un buen masaje, sentir las piernas cansadas después de una buena pateada, nadar...

- Intelectuales: charlar con alguien inteligente- interesante, ver una buena película, leer un buen ensayo, resolver un problema técnico, desmontar el motor de un coche, volver a montarlo y que funcione, visitar una ferretería....

- Emocionales: más sexo, besos y abrazos, una farra con amigos, una tarde con mi familia - no más, que saturan a uno-, reir hasta que te duelan las mandíbulas, sonreir sin motivo por la calle, cantar en la ducha....

martes, marzo 21, 2006

Almacenes Florencio

Tenía que comprar casi todo para mi nuevo piso. A "ellas" esto le haría una tremenda ilusión pero a mi me carga soberanamente.

Un amigo me habló de Almacenes Florencio. Al parecer es el sitio más barato para comprar el montón de gilipolleces que se necesitan en una casa.

Almacenes Florencio está en el sótano de una nave de un polígono industrial. Aparqué el coche como pude y allá me fui. Bajé una rampa como de garaje, dejando a mano izquierda una zona acristalada llena de "delicatessen": jarrones que imitan porcelana china o francesa, pajaritos de cristal, lámparas llenas de colgantes....Todo en un peligroso equilibrio.

Al lllegar abajo no vi a nadie. En cuanto mis ojos se acostumbraron a la oscuridad y dejé de estornudar por la cantidad de polvo acumulado, localicé a mi derecha estupendas cosas útiles: maceteros de barro de tres metros de diámetro, enanos de jardín para hacer colección, flores de plástico tipo nicho de cementerio y tumbonas de color marrón.

Abandoné la zona de jardín y me fui hacia temas concretos: tenedores, cucharas, cuchillos... Estaba ensimismado y pringado de polvo hasta las cejas cuando se me acercó alguien por detrás. Al verla de frente me di un susto. Era una mujerona, vestida de azul marino, con el pelo cortado como un marine y un estupendo bigote negro.

Le expliqué lo que necesitaba. Me miró de arriba abajo, examinándome, y, como si de una acción militar se tratase, fue dirigiéndome para que hiciera mis compras. Bueno, más bien me vigilaba.

Me dió un transpalet para arrastrar mi carga. Tres sonrisas mías más tarde, recibidas con frialdad, y después de convencerse de que no rompería nada, de que ya llevaba bastante material, me dejó solo recorriendo las enormes estanterías.

Tengo que reconocer que me divertí revisándolo todo. Cogí una espumadera con el mango de una pieza, sin soldar, un colador de acero inoxidable, una manta de viaje -nunca tengo frío pero puede venir alguien- un cubo, una escoba, un tanque antiguo para el agua, un juego de sartenes y un portarrollos para el baño.

Fui a pagar y me sorprendió ver un cepillo de dientes de color marrón en el bote de los lápices. Miré cómo me hacía la cuenta, a mano, en un trozo de sobre usado. Cogió tres bolsas de un super y las llenó con mis cosas.

"Son 225 euros y sólo admito efectivo", me dijo, lacónicamente. A punto estuve de cuadrarme. Saqué la cartera- ya me habían advertido del sistema- y pagué. Contó el dinero y llamó a su réplica en masculino y joven para que me ayudase con las bolsas. Y, al despedirse, sonrió. Sí, sonrió. Y, de repente, me gustó.

"Volveré", le dije, ni siquiera sé porqué.

jueves, marzo 16, 2006

Busco piso

He decidido buscar piso. Se veía venir. Esta casa es cara, queda lejos del curro y estoy harto de verla medio vacía (la mitad de los muebles se los quedó "ella").

Cuando se lo conté a Mónica se puso en marcha inmediatamente: "No te agobies, Luis, me voy contigo a ver pisos. Te ayudo a buscar. Me he cambiado de casa mil veces - me trago un por qué- y tengo mucha práctica".

Quedamos para ir ayer por la tarde. Comimos rápido y salimos antes.Había concertado tres citas en tres edificios de apartamentos cerca del mar.

En el primero, al entrar Mónica contuvo un grito. Y es que era de susto: justo a la izquierda de la puerta de entrada se veía un baño con los azulejos pintados de negro y el suelo con sintasol verde manzana. A la derecha una cocina pintada de rojo. No pasamos de la puerta.

El mismo individuo- del que ya no recuerdo ni el aspecto- nos enseñó otro. Para llegar, un corredor de 300 metros compartido con mil vecinos, todo diminuto y desvencijado. 700 euros y hay que dejarlo en verano o pagas 1500 al mes. Pues va a ser que no.

Por último, había quedado con una chica muy amable para ver un apartamento que se anunciaba como "antiguo" pero renovado totalmente. Lo importante no es el piso, que está bien y es donde voy a vivir a partir de ahora. Lo importante es la dueña.

Cuando la vi, me sonaba. Ella me reconoció desde el primer segundo. Yo no conseguía ubicarla y ella jugaba con la situación poniéndome nervioso. Mónica se daba cuenta de que algo raro estaba pasando. La otra me miraba de arriba abajo, me sonreía entre insinuante e irónica.

Contó que se estaba divorciando de su marido y que quería dejar esa casa. Volvía a mirarme descaradamente. Y yo mientras tanto: "es amplio el dormitorio". Ella: "sí, era mi cama, la he usado poco". Yo: "y la cocina está muy bien". Ella: "la lavadora es nueva, ¿sabrás ponerla?". Y, en medio de esta conversación se hizo la luz: la vi conmigo un par de meses atrás, y ¡cómo la vi! He tenido una historia con ella. De una noche, pero ¡qué noche!.

Lo peores que a mi las cosas se me leen en la cara. Cuando llegamos al portal Mónica me dijo: "has tenido un rollo con ella, debes de ser bueno porque te recordaba muy bien. Puede que ahora que sabe donde vives, intente repetir".

La miré y no supe qué decir. No reaccioné. La dejé convencida de que lo que me va son los ligues de un día y de que los tengo a montones. ¡Cómo se puede ser tan burro!

Por cierto, esta otra, Luisa, está de muerte.

lunes, marzo 13, 2006

Mi inexistente fuerza de voluntad

Esta mañana, lunes, me levanté con el firme propósito pasar olímpicamente de "ella".

Por eso, me afeité con cuidado (sólo tres cortecitos en el cuello que casi no se ven), me puse el traje verde de verano que tan bien me sienta - eso decía mi ex- y me peiné con cuidado.

Llegué al trabajo con aire de despiste, como si no me estuviera fijando en nada, pero al entrar vi que su coche no estaba aparcado. Me relajé un poco: aún no ha llegado. Pues hoy teníamos que preparar lo del lanzamiento de la revista nueva. Pues sí que me ha salido responsable....

Me corrijo mentalmente: no mezcles, es una currante, no te líes, vendrá.

Me pilla Laura de camino. Insiste en tomarse un café conmigo y yo venga a esquivarla. O quedo como un maleducado o la invito a café. ¿Le gustaré a esta? A lo mejor sí, y no está uno para hacer ascos a nada. No está mal. La miro con ojos apreciativos. No, no es mi tipo. Y es que no me gustan las tías tan retocadas, tan maquilladas y con tantas cosas encima. Comparada con Mónica....

Buff, Laura está que trina porque se me nota que estoy en otra cosa, aunque sonríe y habla sin parar, disimulando. Le pongo una disculpa y me voy hacia mi sitio.

De repente la veo al fondo. Algo se da la vuelta dentro de mi. Quiero que me mire con sus ojos oscuros y, a la vez, que no lo haga. Quiero que me vea y me sonría, pero también quiero pasar de ella. Me siento inseguro, vacilante. ¿Estaré guapo?.

Ajena a mis deseos, se da la vuelta. Me envuelve en su mirada y acaba poniendo sonrisa de complicidad, de niña traviesa. A mi pesar, le sonrío de la misma manera. Nos acariciamos con los ojos.

No hay nada que hacer. He vuelto a caer. He resistido treinta segundos escasos.

Plan B: a por ella.

domingo, marzo 12, 2006

Está bien, os lo cuento.

La invité a cenar a un restaurante frente al puerto de un pueblecito cercano. Pasé a recogerla por su casa en mi todoterreno "de los de usar".

Los dueños del pequeño local son dos ex ejecutivos que, hartos del estrés, lo dejaron todo y se vinieron a currar poco y a navegar. Pasan de los cincuenta, son amables, tienen buenos vinos, él cocina bastante bien, ponen vajilla de cristal estupendo y manteles de hilo. Todo muy "chic" en un local que parece un viejo ultramarinos.

Apenas nos sentamos ella vino a saludar. Me conoce porque venía bastante con Mariví y me reconoció enseguida. Por desgracia, no se fijó bien en Mónica. Nada más verla le dijo: "cuánto tiempo! hace ya un par de meses que no la veíamos!". Mónica le respondió muy amable: "Soy otra, me confunde".

Os imagináis! Qué forma de empezar la noche! "Las" conozco. Bajo esa apariencia amable sé que estaba furiosa. Sé que estaba haciendo la traducción correcta: "Aquí se trae a todos sus ligues".

Pensé que mis posibilidades habían bajado al mínimo...y tenía razón. Si algo no soportan es que las trates "como a todas". Y digo yo, si siempre las trato bien, de qué se quejan?.

Hasta el postre, ella y un pedazo de hielo, uña y carne. Casi se me pasan las ganas. Se fue relajando según la iba haciendo reir durante la cena. Hacerlas reir suele funcionar, y si no lo hace al menos quedas como un tipo simpático e inteligente.

Al salir, dimos un paseo por el puertito, todo muy romántico, quizá demasiado. Yo iba buscando resquicios para que me mirara con otros ojos, pero ella, nada de nada.

Como es una marchosa, según dice, se empeñó en ir de copas a esos locales ruidosos donde nadie puede hablar. Al tercero y depués de varias copas, empecé a notar que "el hielo me estaba sentando mal". Y la miraba a ella y tan fresca la tía.

Empezando a rozar la desesperación y controlando la hora de cierre, le propuse tomar la penúltima en un pub de un amiguete mío, que no nos echa y que queda cerca de casa. Se apuntó. Empiezo a sospechar que esta se apunta a todo.

Cuando llegamos al bar, resulta que ella conocía "de toda la vida", de "niños" a mi amiguete. Resumiendo el desenlace: tres horas de copas, oyéndolos hablar sin parar de sus estúpidas y comunes travesuras infantiles. Me fui a casa solo y borracho al amanecer. Ellos se fueron a desayunar, o eso creo.

¿Qué hago? Para colmo, tengo una resaca monumental.

jueves, marzo 09, 2006

Zafarrancho

Aunque lo mejor será que mañana (sí, habéis oído bien) me la lleve a cenar a un restaurante escondido, cerca del mar, que está muy bien para cuando quieres enrollarte con alguien, he decidido hacer limpieza.

Nunca se sabe qué pasará después....

Lo primero fue organizar los materiales. Llamé a mi madre y me dijo que necesitaría:

  • Aspiradora
  • Una fregona con cubo y agua.
  • Una bayeta para la cocina, una para el baño, otra para el polvo.
  • Un jabón para los cacharros, otro para los baños, otro para la parte de dentro de la taza, otro para los cristales, otro para la ropa y otro para el parket.
  • Etc...
No seguí escuchando, era inútil alcanzar a tanto.

Llamé a mi amigo Richard, que lleva un año solo.
Resumen: "Yo uso fayry para todo. Pon poquito para que puedas sacar la espuma, que si no es media hora.
Le pregunté por lo de las múltiples bayetas.
Respuesta: "Las compro al por mayor (4, para un mes, por 1 euro). Primero limpio el polvo, la lavo un poco y después va a la cocina y al final los baños. Una vez lo hice al revés y mis pelos aparecieron en la sopa. Al final, la tiro y hasta la próxima".
Esto es experiencia y práctica, y lo demás son cuentos. Y es que mi madre ya está mayor y es mujer, a pesar de todo.

martes, marzo 07, 2006

Lunes por la noche

Acabo de llegar casa y he visto el desastre. De repente me saltó a la cara. Joder, cómo está esto! Menuda mierda de casa tengo!

Abro la nevera, un yogurt caducado, un poco de leche, media docena de cervezas y unas naranjas medio pasadas. Media tortilla de hace una semana que no me atrevo a comerme ya. La tiro.

Paso de cenar, voy a darme una ducha. No hay toallas limpias. Me seco como puedo. Y el frío que hace en esta casa....

La cama está hecha (eh!!! que soy un tío ordenado!) pero tiene arrugas y no apetece meterse ahí solo.

Me voy a ver la tele un poco y ponen ese programa de "Baile quién pueda", una peli chunga y CSI, lleno de cadáveres asquerosos.

Me siento aquí, cerveza en mano. Tengo que ponerle solución a esto. Así ya no me gusta ni a mí.

De esta semana no pasa, arreglo esto, quedo con ella para cenar y ....

viernes, marzo 03, 2006

¿Por qué hablan de amor cuando quieren decir sexo?

Sí, chicos. Estoy enamorado pero, sobre todo, es que me gusta muchísimo. Me pone, vamos.

No es para contar lo que se me pasa por la cabeza, que, además, seguro que a vosotros os ha pasado antes y no soy yo un tipo nada original. Pero desaparece el curro, afilo dientes e imaginación y voy a por ella como un loco.

Y lo malo es ese rollo de la amistad que me mete. Sólo vale para poder tomar una cañita con ella de vez en cuando pero así no ve uno la forma de entrarle.

La estrategia de la indiferencia, la he probado y no funciona. Ella pasa. La de "amigo encantador" me encasilla y no hay forma de salir.

Creo que sólo me queda ir a la desesperada: poner una disculpa, sacarla a cenar, a tomar unas cospas, bailotear un poco....y lanzarme a su cuello (moreno, terso, largo, espléndido....).